Truby King y el movimiento Mothercraft ( Culpabilidad I)

Vereis, tengo la manía de ir al principio, y estos días me preguntaba donde estaba el principio de la culpabilidad que sienten muchas madres,  cuándo empezaron esas frases en las que el niño era un maligno, quién tuvo la osadía de decir que dejar llorar a un bebé era bueno para sus pulmones (al poco de nacer mi hijo, una amiga me lo decía, no me cabe duda que con toda la buena intención del mundo pero …).

Lo natural para con los bebés es el amor, todo lo que se aleje de eso viene impuesto por ?¿? por médicos, psicólogos…. ¿cómo es que las tribus más antiguas tienen niños que apenas conocen el llanto? (de eso hablamos en el próximo post)

Me temo que aqui empezó a mermar la confianza de las madres.

Este texto está sacado del libro » No llores más» de Sheila Kitzinger.

«Las reglas estrictas y la disciplina rigurosa fueron introducidas por el sistema Truby King de crianza infantil. Yo me inicié en la vida como un bebé Truby King. Me pusieron en una habitación toda blanca lejos de mi madre, me daban de comer basándose en una fórmula científica especial con horarios estrictos, me pesaban antes y después de las comidas y no me mecían ni me cogían en brazos para darme palmaditas si estaba sobreestimulada. El Dr. Truby King, nun neozelandés cuyo sistema de alimentacion infantil se basaba en un programa de crianza que él mismo había desarrollado para terneros, denunciaba que una manipulación innecesaria le producía al bebé indigestión y transtornos nerviosos en su vida furuta. Me quedaba sola en la cuna y le gritaba con todas mis fuerzas, al parecer durante horas, a mi desesperada madre. Al cabo de unas semanas se dio por vencida, se dejó guiar por sus sentimientos, y yo renací.

Frederick Truby King hacía giras para dar conferencias por todo el mundo occidental en la década de los años veitne. Enseñaba que no se debía confiar en las madres. Que eran blandas y tontas. Les ordenaba reprimir sus emociones y ser autodisciplinadas para criar a sus hijos. No se podía coger al bebe para abrazarlo ni mecerlo, y se debia establecer una rutina rígida para darle de comer, para ponerlo a dormir y a hacer ejercicio. Advertía que si no se seguían sus principios, los niños crecerían para convertirse en criminales o psicópatas.

Truby King les decía a las mujeres que lo que habían hecho durante siglos – dar de comer al bebé cuantas veces quisiera, consolarlo cuando lloraba y mimarlo por la noche en la cama- era terriblemente dañino. Advertía que despertar al bebé para darle de comer a cualquier hora entre la media noche y el amanecer era antinatural. Decía que cualquier bebé puede malcriarse con facilidad y convertirse en un pequeño tirano malhumorado e irritable. Una parte importante de su doctrina consistía en creer que darle al bebé cualquier cosa que él quisiera era establecer las bases para un carácter criminal.

Un tipo de comportamiento maternal que denunciaba con firmeza en su libro The Natural Feeding of Infants (1912) era la excesiva manipulación o estimulación de los bebés. «Muchas mujeres, inconscientemente o casi de forma mecánica, palmean al bebé para aliviarlo cada vez que se siente incómodo o irritale y de esta manera pueden provocar sibrepticiamente una grave indigestión (¿?¿) acompañada de incapacidad para retener una cantidad suficiente de comida (?¿??)» Las madres podrían hacer que sus bebés sintieran hambre sin darse cuenta o incluso matar a sus bebés con su amor incontrolado.

Se basaba en la suposición de que, si se quería evitar hacer un daño irreparable a los hijos, las madres requerían de psicólogos, doctores, enfermeras, especialistas en lactancia y expertos como él para decirles lo que debían hacer exactamente.

Muchos de los consejos que aún hoy en día reciben las madres primerizas con frecuencia – cría cuervos…, demuestrale al bebé quién es el que manda, déjalo llorar hasta que se canse, es por su propio bien, sólo llora para llamar la atención- han surgido de la convicción de este médico de que los bebés humanos deben ser tratados como si fueran terneros.

Las mujeres nunca lo podían hacer bien. Era imposible seguir las reglas al pie de la letra. Estaban destinadas a sentirse culpables de ser malas madres. La enseñanza conductista y los métodos de Truby King hacían de la maternidad un sufrimiento.

A principios de la década de los cuarenta, un aluvión de libros con consejos para bebés indundó el mercado. Afirmaban que se podía criar a un niño superior si se seguóian las instrucciones del autor. «El bebé debe ser educado para domrir y se le debe enseñar a nollorar. Al nacer en una organización social donde el sueño nocturno es universal, debe ser entrenado para poder dormir toda la noche sin interrupciones»

Todo bebé debía dormir unas 19 horas por día, en la cuna solo, inmediatamente después de haberlo alimentado a las seis. «Si se despierta se le debe dejar llorar hasta que se canse, siempre que se encuentre bien». Otro experto en bebés que aconsejaba que había que darles de comer con horarios, decía que un bebé de menos de tres años debe dormir todo el tiempo salvo cuando se le alimenta y se le atiende. Cada hora de vigilia es a expensas del delicado sistema nervioso.

Los autores diseñaban tablas con la cantidad de horas que un bebé debía dormir.

No obstante, había cierto desacuerdo entre los expertos. Mientras que la señora Frankenburg enseñaba a las madres que los pulmones de los bebés no podían desarrollarse a menos que lloraban todos los días y que corrían el riesgo de que el bebé muriera de neumonía si no lloraba. Marie Stopes se escandalizaa al enterarse de que una enfermera despertaba al bebé con regularidad y lo atormentaba media hora por día para hacerlo llorar, porque «llorar era bueno para él».

En la década de los 50 una experta estableció que los recién nacidos debían dormir 24 horas del día. Seguramente se habrán daddo cuenta de que esto no tiene sentido. «

15 comentarios sobre “Truby King y el movimiento Mothercraft ( Culpabilidad I)

  1. Bueno, este debe haber sido un Ferber o un Estivill de su época… Pero el principio de todo esto me temo que está mucho más atrás…

    Las clases altas toda la vida separaron a sus hijos de sus madres, y váyase a ver qué clase de atrocidades cometían con ellos…

    Desde que un niño es separado de su madre nunca podemos tener la seguridad de que va a ser tratado con cariño y respeto, y a veces, ni siquiera con su propia madre…

    Muy bueno y muy gráfico este personaje, muchas gracias!!!

    Un abrazo!!!

  2. que atrevida y que terrible es la inconsciencia…
    menos mal que la gente recobra su instinto ,que no es otro que el dar y dar y dar amor,que es sin duda lo que mas alimenta,lo que mas llena,de lo que mas se disfruta y lo que todo lo cura….

  3. Sí…un de tantos, me imagino, Creo que en el Código de Hamurabi ya se habla de castigos de este tipo a los niños. Menudo pájaro!

  4. Yo creo también que la cosa viene de mucho más atrás, como dice Odent, de la necesidad de crear guerreros. Sí que es posible que a principios del siglo XX se diera el salto de la tradición oral a la escrita en temas de crianza y sobre todo se introdujera la variable «científica». La ciencia en el siglo XX ha sido muy importante y hoy en día tiene multitud de creyentes ;).

    El texto es buenísimo, aunque discrepo en que a los terneros haya que tratarlos así…xD

    No os lo vais a creer pero una vez vi un estudio científico sobre alimentación en vacas que tras dos años de intensos análisis y rigurosos protocolos concluía que las vacas que dan leche de mejor calidad son las que comen…TACHAN: hierba. Historia real.

    xDDDDDD

    Besotes, lo comparto, que siempre viene bien.

    1. Yo también discrepo, pobres terneros. Y también me parece muy gracioso lo de que no se debe alimentar a los bebés por la noche. Será ese el origen de la peli de los Gremlims ?¿? :). En fin. Menudo personaje.

  5. Para Irene e Ileana, sí, sé que las separaciones, la rigidez vienen de antes, pero ¿cuando empezaron a propagarse los comentarios peyorativos sobre las madres? Al leer el texto de Sheila K. me llamó mucho la atención el modo despectivo con el que se las trataba, despojándolas de todo su saber, y de todo poder. Me recordó el modo en el que a menudo somos tratadas por los que no se creen que somos capaces de parir, sin un equipo médico, sin medicinas, sin nada más que nuestro cuerpo y nuestra antigua sabiduría de mujeres. Tanto nos lo han repetido que nos lo creímos, tanto nos han repetido que no sabemos criar a nuestros hijos que dudamos. Basta ya de ciencia, volvamos a los orígenes y a creer en nosotras.

  6. Ay, Irene, ja,ja,ja lo de la hierba es genial,ja,ja,ja lo que me he podido reir, por Dios!!!!!!

    Yo también creo que los principios son anteriores: con el asesinato de la madre por la sociedad patriarcal, tal como dice Ileana. Lo demás vino solito, como un efecto secundario: las madres fueron perdiendo la confianza en su instinto (no su instinto en sí, eso es imposible porque para eso es instinto) y necesitaron que los especialistas les dijeran que hacer como y cuando. Claro, estos «especialistas» se tuvieron que sacar las teorías de la manga, más o menos. Cada uno soltó la suya y se quedó más ancho que largo. Por suerte actualmente tenemos un «método científico» que si bien no es infalible, al menos es más confiable que la subjetividad del pasado. Gracias a él se está demostrando que lo mejor es ni más ni menos que hacer lo que marca el instinto……. más o menos como lo de las vacas. :o)

    1. vaya, que honor 🙂 os tengo aqui a todas las cracks :).
      Pues si, yo también creo que hemos necesitado los libros científicos para volver a lo de siempre. Sólo que por el camino se ha socavado nuestra confianza, pienso que ahora necesitamos libros que lo único que recalquen sea que nuestro instinto es lo bueno, lo mejor, y que ningún libro es más valioso, ni ningún médico más sabio que nosotras.
      Así que aportaré mi pequeño granito de arena 🙂

  7. Muy buen post!
    Es una pena que tantos años culpabilizndo a las madres hayan hecho tanto daño…y yo también creo que los estudios científicos están demostrando que las mujeres podemos seguir nuestro isntinto sin sentirnos culpables, ni inútiles, ni bobas, ni nada malo, todo lo contrario.
    Por cierto, vaya tela con la enfermera esa que despertaba a los bebés para hacerlos llorar…

  8. Hola hola 🙂

    Sheila ha sido demandada por la equivalente de King, de hoy en día Gina Ford, no estoy muy segura de por qué pero sé que Sheila le recomendó que se dedicara al ejercito en lugar de a los bebés.
    Cuando me hablan de Gina Ford en mis clases (en España sería Estivill) lo único que digo siempre es Ah! esa señora que no tiene hijos?!
    Que la best seller de un «método» de crianza en el Reino Unido no tenga hijos para mi es significativo, y es muy significativo de lo que aqui dices, el desempoderamiento viene de una gran ignorancia acerca del amor maternal de gente que observa, analiza, mide, pero no siente…
    Para mí los grandes problemas son:
    Que se quiera tener un hijo sin ser madre
    Que se intelectualice el parto y la crianza de los hijos
    Que las mujeres vayan contra su instinto y lo esten perdiendo.

    El otro día una madre en mi clase me preguntó, como sabría cuando amamantar a su bebé si no seguía el libro de Gina Ford…

    A mi estás cosas me dan mucho miedo, porque son desde mi punto de vista los verdaderos sintomas de una sociedad huerfana.

    1. Hola! Jesusa! Me alegra verte por aqui 🙂

      Sí, me suena algo de eso del ejercito.
      Es realmente significativo lo que dices de Gina Ford que no tiene hijos, en cuanto a Estivill, también te parecerá significativo que no haya usado el método famoso ni con sus hijos, ni con sus nietos.
      Yo soy optimista y creo que las cosas poco a poco van cambiando, y lo soy todavía más cuando pienso en futuras mamás que sueltan cosas como la que te planteaba esta mujer en tu clase, porque a veces, cuando tienes un bebé en los brazos, mandas el libro que no está de acuerdo con tu instinto a la porra y le das lo que te pide, sin más, y empiezas a buscar otro tipo de lecturas. Digo: a veces . Y esa mamá te encontró a ti en su camino y estoy segura que le diste mil motivos para saber cuando tiene que amamantar a su bebé y porque no ha de seguir las instrucciones de otra cosa que no sea su hijo.
      Antes de ser madre yo misma pensaba de un modo diferente, pero al parir, al sentir su calor, a acoplarnos en nuestras respiraciones me di cuenta de que quien sabe es ese niño que acunas en los brazos, ni libros, ni opiniones, ni nada.
      Y pienso que la gran labor social, son todas las cosas que hacemos, los blogs, los talleres, los libros, pero sobre todo, por encima de todo, la labor social más potente somos nosotras mismas, cada madre que se enamora de su hijo y pasea ese amor orgullosamente por el mundo, cada madre que da el pecho allá donde va está enseñando sin siquiera hablar que la maternidad es amor, ni reglas, ni Gina Ford, ni siquiera Carlos Gonzalez, aunque haya hecho tanto por la lactancia.
      No crees que cada vez que miras a tus hijos amorosamente por la calle, que cada vez que das el pecho sin complejos, no crees que cada vez que una madre que usa otro modo de crianza más intelectualizado, ¿no crees de verdad que no siente envidia ? y ¿no crees que esa es una espinita que igual da frutos?

  9. Así que de ahí viene todo… Mi madre me cuenta cuánto sufrió escuchándome llorar día y noche, cómo lo pasó de mal cuando teniendo los pechos a rebosar de leche, empezó a darme biberones porque yo no cogía peso… Y ahora, que es abuela y que ve cómo trato yo a mi hijo, cómo le doy pecho a demanda con casi 17 meses, cómo duerme a mi lado y lo felices que somos ambos, cómo casi no sabemos ni cómo suena su llanto…, no se explica cómo pudo estar tan ciega, cómo pudo dejarse engatusar por toda aquella gente… Pero ella con 22 añitos y toooodo el mundo diciéndole que yo era una llorona y me debía dejar llorar para que aprendiese, cuando lo que pasaba es que me estaban matando de hambre dándome pecho cada 3 ó 4 horas… No tiene bastantes palabras para pedirme perdón, la pobre… La culpa sólo es aliviada por el orgullo que siente de ver cómo estoy criando a mi niño y el mío, mi orgullo, es que mi madre se ha convertido en una fiel defensora de la crianza con apego. Viva la madre que me parió. 🙂
    Y muchas gracias por el post, que ha sido muy ilustrativo.

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