Porque sí

 

 

teta

¿Porque das teta?  Porque sí, por placer, porque quiero, porque me da la gana.

Fin del artículo….

Así debería ser, así de fácil, no hay más explicación, más motivo, porque sí,  debería ser siempre la razón.
Resulta que además dar teta es :

Cómodo
Natural
Lo mejor
Previene el cancer
Ayuda al sistema inmunológico del bebé.
Previene la obesidad.
Ayuda a tu utero a contraerse
Relaja, tanto al bebé como a ti.
Ayuda a tu cuerpo a volver a su peso anterior.
…..

La verdad es que una da teta porque sí, porque te apetece, porque compartir tu cuerpo con tu bebé es un placer, sí un placer.
A veces no es tan fácil, a veces duele y hablo por experiencia y por la experiencia de otras madres que me han rodeado y a las que he tenido el placer de ayudar. Pero una vez superado el obstáculo que se interpone entre el placer de darte y tu bebé, la experiencia es realmente mágica.
Una de las mejores cosas que he vivido en la maternidad es dar teta, la mirada enamorada de ese bebé, que te mira entregado, la suave somnolencia que te embarga y que ayuda también a que tu bebé esté más relajado, el saber que vayas donde vayas tienes su comida a punto y junto con ella el remedio para todos los males, porque la teta sirve para alimentar, pero también para calmar el dolor, para consolar cuando no todo está bien, para dormir…. no conozco nada tan versátil y tan lleno de propiedades y sobretodo nada que exprese tanto amor, la cercanía, la entrega de dos seres humanos sin más, porque sí, porque el Universo os ha unido y vuestros cuerpos celebran esa unión.

Raquel Tasa
18 de Julio de 2016

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Renacer en tribu

manos

La maternidad es una de las más importantes experiencias vitales más importantes para una mujer, es transformadora, es un torrente de emociones concentrada en un tiempo muy pequeño, en el que además el cansancio te deja las «defensas» bajas.

Es una oportunidad que aparece a menudo cuando ya eres adulta, cuando ya llevas un tiempo de recorrido vital y lo que has creado puede que no sea exactamente lo que deseas pero te acostumbras o peor te conformas porque la vida y las circunstancias y tu misma te han hecho creer que no puedes «aspirar» a más, que no eres merecedora, pero entonces llevada con suerte por el deseo, te quedas embarazada y te parece que va a ser sólo un tránsito, que después de unos meses con esa barriga cargada de material precioso, cuando esa barriga ya no esté y tú y tu hijo ya no estéis unidos físicamente tu vida va a volver a ser lo que era.
Puede que lo desees, que desees ardientemente volver a lo que tenías, tal vez no era tan bueno pero era terreno conocido y la costumbre nos hace mansas pensando que esa mansedumbre nos dará la paz.
Siento decepcionarte, eso no va a pasar. Después de tener un hijo tu vida, por mucho que te esfuerces no va a ser nunca igual, tu vida va a ser infinitamente más rica y tu, si te dejas, una mujer mucho más poderosa, adios a la mansedumbre, bienvenida a la leona.

Una nace y con suerte renace varias veces a lo largo de la vida, claro que para eso antes ha de morir.
Cuando eres madre una parte de ti, de la que eras se queda en el parto, la parte más superficial, la que no quiere mirar hacia adentro. Mueres un poco para renacer más poderosa, más valiente, más guerrera.
Quieres crear un mundo mejor, quieres ser mejor y la naturaleza pone sus mejores herramientas a tu alcance. Te regala oxitocina y el olor de tu hijo y la fuerza que no creías posible en ti se apodera de tu cuerpo y entonces ya todo es posible, porque TU lo crees posible y si lo crees podrás crearlo 

Las madres somos, queramos reconocerlo o no una fuerza de la naturaleza. Cada vez que te niegas, que niegas ese inmenso poder mueres un poco, te aletargas, se va durmiendo y al fin mueres. Muere aquella que pudiste ser y no fue y vuelve aquella vieja amiga conocida.

No te conformes con menos de lo que puedes ser, mereces lo mejor y lo mejor es tu mejor versión, esa que da miedo por poderosa, por valiente, por andar sin lastres y con la mirada alta, esa que has escondido durante tanto tiempo, esa que apenas puedes creer que eres tu de verdad.

La maternidad te hace renacer, resurgir una y mil veces de la destrucción de ese antiguo ser, ese del que vas deshaciéndote capa a capa, cada vez que te replanteas a ti misma bajo la mirada expectante de tu hijo, alguien que no juzga y sin embargo te pone frente a frente a ti misma y sólo frente a él te permites ser tu, sin filtros, hasta que estás preparada para presentarte así al mundo.

Ser madre te trae el regalo de nuevas amistades, te desprendes de algunas de las de antaño y aparecen nuevas amistades que no imaginabas, amistades que conocen lo que estás viviendo, que han transitado antes por donde tu o que están en ellos, son manos y cuerpos cálidos y fuertes que te sostienen, cuando renacer se hace doloroso, cuando parece que ya no te quedan fuerzas allí están, con su aliento y sus voces cálidas, arropando ese nuevo nacimiento, prestas a cogerte cuando decidas lanzarte al mundo de nuevo, aterrada pero entera, sin capas, sin filtros, solo tu.

Renacer en tribu es mas dulce, déjate ayudar, déjate querer y quiere tu. Uno de los regalos de la maternidad, uno de los grandes regalos es soltar las reticencias y atreverse a pertenecer a una comunidad de mujeres en la que ninguna pierde y todas ganan porque el mundo no puede construirse en solitario, necesita una red, una inmensa red, hagámosla entre todas, hagamos un mundo mejor tribu a tribu.

Doy gracias a mi tribu, en la que a lo largo de estos años de camino hemos aprendido a conocernos y aceptarnos. Una tribu que acoge, que ayuda, que abraza, que sostiene, que debate, en la que todo el mundo aprende de todo el mundo y que se enriquece con las diferencias de cada cual.

Busca a tu tribu y déjate ser, déjate renacer sintiéndote sostenida. La vida puede ser infinitamente rica, atrévete a abrir los brazos para recibirla.

Raquel Tasa
12 de Julio 2016

 

 

 

 

 

 

Para un parto natural

Las condiciones que necesita una mujer para tener un buen parto son muy sencillas, muy básicas, apenas cuatro cosas. Entonces ¿porqué cada vez son más difíciles los partos naturales?, ¿porque cada vez hay menos? y esto me gustaría creer que no es real, discutir que los métodos para hacer las estadísticas no són los idoneos, discutir, discutir, discutir, pero si alguien como Michel Odent, con conocimientos, a favor e impulsor del parto natural (que no «solo» en casa)* dice que es así apoyado en estudios científicos, pues yo me lo creo.

Y ¿qué necesita una mujer para tener un parto natural?, en resumen desconectar su neocortex, esa parte del cerebro nueva, exclusiva de los humanos, la que nos separa del resto de mamíferos.  Una mujer para parir necesita volver a ser mamífera en estado puro y para ello la naturaleza a dispuesto que nuestro cuerpo empiece a segregar un coctel hormonal que nos ayuda en esa transformación, habitualmente las mamás que lo han disfrutado hablan de sus efectos como «estar en otro planeta», «estar en el planeta parto».

Y ¿qué condiciones se precisan para esa desconexión? también es muy sencillo, en base sentirse segura sin sentise observada. Aqui hay que hablar del antagonismo : adrenalina-oxitocina.

Los mamíferos no podemos segregar oxitocina si estamos generando adrenalina. Y la oxitocina es la hormona clave del parto. Sin oxitocina no hay parto.

Para conseguir esto hay cuatro condiciones:

– Prescindir lo máximo posible del lenguaje, el lenguaje es una actividad tipicamente humana, intelectual, que estimula el neocortex, y hemos dicho que necesitamos mantenerlo en reposo.

-Eliminar la luz o tener un ambiente en penumbra. La oscuridad tiene su «propia» hormona, la melatonina que ayuda a que el neocortex reduzca su actividad, es la hormona que nos ayuda a dormir.

– No sentirse observada, una mujer de parto no debería sentirse observada, porque cuando te sientes observada, te observas y eso es trabajo del neocortex. Así que las personas (cuantas menos mejor) que acompañan un parto, deber de algun modo «invisibilizarse».

– Crear un ambiente calido, el frio genera adrenalina y la adrenalina, no debe estar presente en el parto hasta su ultima fase.

– Sentirse segura, el peligro dispara la adrenalina, y adrenalina y oxitocina no pueden darse juntas.

Y después Liliana Lammers nos dió la última clave: La mujer tiene que creer en ella, tiene que creer que puede.

Claro que si, PODEMOS, toda la vida, siglos detrás nuestro nos confirman que podemos, si no hubieramos podido la especie se hubiera extinguido y aqui estamos redescubriéndonos, redescubriendo la maternidad.
No hay edades difíciles, ni situaciones difíciles, hay MUJERES, cada una con su historia, no existen las situaciones globales porque cada mujer es única y solo ella se sabe a si misma.
Celebremos la vida, que somos dadoras de ella, celebremos nuestro cuerpo hecho magia, capaz de abrirse para entregar el fruto de nuestras entrañas. Celebremoslo todas, las que pudisteis parir solas, las que tuvisteis partos medicalizados, las que recibimos a nuestro hijo trás una cesárea y aquellas que no son madres de niños, pero paren cada día sus proyectos, porque ahora sabemos, porque ahora sentimos que PODEMOS y lo que importa vive en el AHORA.

 

* Sobre el parto natural y porque fotos no, os cuento otro dia 🙂

Raquel Tasa